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La ansiedad es una emoción humana fundamental. Contrario a la creencia popular, no es solo un síntoma negativo o una sensación desagradable, sino una respuesta adaptativa diseñada para mantenernos alerta y preparados ante posibles amenazas. Sin embargo, cuando la ansiedad se vuelve desproporcionada o constante, puede transformarse en un obstáculo para nuestro bienestar.
La ansiedad es una respuesta emocional que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas. Aunque suele asociarse con malestar, es importante reconocer que tiene una función adaptativa vital para nuestra supervivencia. No obstante, cuando la ansiedad se desborda o se mantiene de forma crónica, puede convertirse en un obstáculo que afecta nuestra calidad de vida. En este artículo, exploraremos qué es la ansiedad, por qué se vuelve desadaptativa, cómo funciona la respuesta de lucha o huida, los tipos de trastornos de ansiedad, los ataques de pánico y cómo afrontarlos de manera efectiva.
La ansiedad es una reacción natural del cuerpo ante situaciones percibidas como amenazantes o estresantes. En su forma más básica, la ansiedad es una respuesta fisiológica diseñada para prepararnos ante el peligro. Es una alerta que nos prepara para tomar decisiones rápidas y efectivas. Esta sensación de incomodidad nos alerta de que algo importante requiere nuestra atención, ya sea enfrentarnos a un reto laboral, prepararnos para un examen, o incluso evitar una situación peligrosa (Mayo Clinic, 2021).
En este sentido, la ansiedad tiene una función adaptativa. Nos ayuda a estar alertas y a responder adecuadamente a los desafíos, permitiéndonos tomar medidas para protegernos y resolver problemas. Por ejemplo, la ansiedad que experimentamos antes de una presentación importante nos impulsa a prepararnos mejor, estar más enfocados y evitar distracciones (American Psychological Association [APA], 2022).
Aunque la ansiedad es útil en su forma moderada y ocasional, se vuelve desadaptativa cuando se intensifica, se prolonga o aparece sin una amenaza real. Cuando la ansiedad no está relacionada con un peligro real o es desproporcionada con la situación, puede interferir en nuestra vida cotidiana (Barlow, 2002).
Esto sucede cuando los mecanismos de alerta del cerebro se disparan de manera constante o excesiva, lo que puede llevar a un malestar significativo y afectar nuestro bienestar físico y emocional. En lugar de prepararnos para enfrentar una amenaza, la ansiedad puede convertirse en una barrera que nos impide funcionar adecuadamente (APA, 2022).
La ansiedad activa la respuesta de lucha o huida, una reacción fisiológica profunda que prepara al cuerpo para enfrentar una amenaza. En este estado, se liberan hormonas como la adrenalina y el cortisol, lo que aumenta la frecuencia cardíaca, la respiración y la tensión muscular. Esta respuesta fue esencial para la supervivencia en tiempos prehistóricos, cuando debíamos huir de depredadores o luchar por nuestra vida (Cannon, 1939).
Sin embargo, en la sociedad moderna, muchas de las situaciones que nos generan ansiedad no implican un peligro físico real, sino más bien preocupaciones relacionadas con el trabajo, las relaciones o las responsabilidades diarias. A pesar de que nuestra mente percibe estas amenazas como graves, nuestro cuerpo reacciona de la misma manera, lo que puede generar un ciclo de ansiedad crónica (Lupien, McEwen, & Gunnar, 2009).
Los trastornos de ansiedad son más que simplemente estar nerviosos o preocupados de vez en cuando. Se caracterizan por una ansiedad excesiva, persistente y que interfiere con la vida diaria. Los trastornos de ansiedad más comunes incluyen:
Trastorno de ansiedad generalizada (TAG): Preocupación excesiva y crónica por diversos temas, que afecta la vida cotidiana (APA, 2022).
Trastorno de pánico: Ataques de pánico recurrentes e inesperados, acompañados de síntomas físicos intensos, como palpitaciones, dificultad para respirar o sensación de desmayo (Mayo Clinic, 2021).
Fobias específicas: Miedo intenso y persistente hacia un objeto o situación específica (por ejemplo, miedo a volar o a las arañas) (APA, 2022).
Trastorno de ansiedad social: Miedo o ansiedad abrumadora en situaciones sociales, con temor al juicio o la humillación (American Psychiatric Association [APA], 2013).
Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC): Pensamientos intrusivos que causan ansiedad, seguidos de comportamientos compulsivos para aliviar esa ansiedad (APA, 2013).
Los ataques de pánico son episodios de miedo intenso que ocurren repentinamente, a menudo sin una causa aparente. Durante un ataque de pánico, el cuerpo entra en un estado de "emergencia", con síntomas físicos como sudoración, palpitaciones, temblores, mareos, y la sensación de que algo terrible va a suceder, como perder el control o morir.
Aunque estos episodios pueden ser aterradores, no son peligrosos en sí mismos. Se cree que ocurren debido a una combinación de factores biológicos y psicológicos, como un desequilibrio en los neurotransmisores del cerebro o la interpretación errónea de las señales corporales (Barlow, 2002).
Cuando alguien experimenta ataques de pánico recurrentes, esto puede desarrollar un trastorno de pánico, lo que afecta gravemente la vida diaria. Los ataques de pánico pueden ser una manifestación de la ansiedad generalizada o de un trastorno de pánico específico (Craske, 2017).
Afortunadamente, hay estrategias efectivas para manejar la ansiedad de forma adaptativa. Algunas de ellas incluyen:
Técnicas de respiración profunda y relajación: Aprender a calmar el sistema nervioso mediante la respiración profunda y otras técnicas de relajación puede reducir la activación física asociada con la ansiedad (American Psychological Association, 2022).
Reestructuración cognitiva: Identificar y desafiar los pensamientos irracionales o catastróficos que alimentan la ansiedad es clave para reducir su impacto (Beck, 2011).
Mindfulness y meditación: Practicar mindfulness ayuda a vivir el momento presente, reduciendo la rumiación y la preocupación excesiva (Kabat-Zinn, 1990).
Ejercicio físico regular: El ejercicio ayuda a liberar tensiones y a equilibrar los niveles de neurotransmisores, lo que favorece el bienestar emocional (Wipfli, Rethorst, & Landers, 2008).
Terapia cognitivo-conductual (TCC): La TCC es una forma de psicoterapia altamente efectiva para tratar los trastornos de ansiedad. Ayuda a identificar y modificar patrones de pensamiento disfuncionales que perpetúan la ansiedad (Hofmann, Asnaani, Vonk, Sawyer, & Fang, 2012).
Si la ansiedad interfiere con tu vida diaria, no tienes que afrontarla solo. La psicoterapia puede ayudarte a identificar las causas subyacentes de tu ansiedad y a desarrollar herramientas efectivas para gestionarla. Si te sientes atrapado en un ciclo de ansiedad crónica o ataques de pánico, te invito a que busques apoyo profesional. La psicoterapia basada en evidencia, como la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), ha demostrado ser muy eficaz en el tratamiento de los trastornos de ansiedad (Hofmann et al., 2012).
Recuerda que no estás solo. Si tienes dudas sobre cómo manejar la ansiedad o sientes que está afectando tu bienestar, te animo a dar el paso y buscar ayuda profesional. Estoy aquí para acompañarte en este proceso.
El viaje hacia la paz interior comienza aquí
American Psychiatric Association (APA). (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). American Psychiatric Association.
American Psychological Association (APA). (2022). Understanding anxiety. Retrieved from https://www.apa.org/topics/anxiety
Barlow, D. H. (2002). Anxiety and its disorders: The nature and treatment of anxiety and panic (2nd ed.). The Guilford Press.
Beck, A. T. (2011). Cognitive therapy: Basics and beyond. The Guilford Press.
Cannon, W. B. (1939). The wisdom of the body. W.W. Norton & Company.
Craske, M. G. (2017). Clinical handbook of anxiety disorders. The Guilford Press.
Hofmann, S. G., Asnaani, A., Vonk, I. J., Sawyer, A. T., & Fang, A. (2012). The Efficacy of Cognitive Behavioral Therapy: A Review of Meta-analyses. Cognitive Therapy and Research, 36(5), 427-440.
Kabat-Zinn, J. (1990). Full catastrophe living: Using the wisdom of your body and mind to face stress, pain, and illness. Delta.
Lupien, S. J., McEwen, B. S., & Gunnar, M. R. (2009). Effects of stress throughout the lifespan. Nature Reviews Neuroscience, 10(6), 434-445.
Mayo Clinic. (2021). Anxiety disorders. Retrieved from https://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/anxiety-disorders
Wipfli, B. M., Rethorst, C. D., & Landers, D. M. (2008). The anxiolytic effects of exercise: A meta-analysis of randomized trials and dose-response analysis. Journal of Sport & Exercise Psychology, 30(4), 392-410.