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En el ajetreo de la vida cotidiana, es fácil sentirse abrumado/a por nuestras propias emociones y pensamientos. En esos momentos de turbulencia interna, ¿dónde encontramos la calma y la claridad necesarias para tomar decisiones sabias y efectivas? La respuesta reside en el concepto de la "mente sabia", un concepto fundamental en la Terapia Dialéctico Conductual (DBT) que nos invita a explorar las profundidades de nuestra propia sabiduría interna.
En muchos momentos de la vida sentimos que nuestras emociones nos arrastran como una ola fuerte, o que la mente racional intenta tomar el control con frialdad, ignorando lo que realmente sentimos. En este vaivén es fácil actuar impulsivamente o tomar decisiones que, más tarde, no se sienten alineadas con quienes somos. Es aquí donde entra en juego un concepto fundamental en el camino hacia una vida con mayor claridad y equilibrio: la mente sabia.
Este término, popularizado por la Terapia Dialéctico Conductual (DBT), no solo tiene aplicación clínica, sino que también ofrece herramientas prácticas para la vida diaria. No se trata de una técnica mágica ni de una fórmula infalible, sino de una forma de habitar la experiencia presente desde la conciencia plena, tomando decisiones que reconozcan tanto nuestros pensamientos como nuestras emociones.
“La mente sabia es la parte de cada persona que puede saber lo que es verdad y lo que es más útil en cada momento”
— Marsha Linehan, creadora de la DBT
Podemos imaginar que dentro de cada uno de nosotros coexisten tres estados mentales:
La mente emocional, que actúa desde el impulso, el miedo, el enojo o el deseo, y que suele guiar nuestras acciones cuando estamos abrumados o activados emocionalmente.
La mente racional, que opera desde la lógica, la planificación y la objetividad, pero que puede desconectarse de lo que sentimos o necesitamos en el momento.
La mente sabia, en cambio, integra lo emocional y lo racional. Es la parte de nosotros que observa con calma, que respira antes de actuar, que recuerda nuestros valores y que puede sostenernos en medio de la tormenta.
La mente sabia no elimina nuestras emociones ni ignora nuestra lógica. Las escucha a ambas, y desde esa integración, elige. Es la que nos ayuda a decir “esto me duele, pero no voy a actuar desde la rabia”; la que nos permite detenernos antes de enviar ese mensaje que nace del impulso; la que nos recuerda que no todo pensamiento es verdad y que no toda emoción necesita una acción inmediata.
En palabras simples: es la capacidad de tomar decisiones desde un lugar centrado, conectado y consciente.
“La mente sabia es como el ojo de un huracán: quieta, estable y en el centro, incluso cuando todo a su alrededor está en movimiento”
— Linehan, 2015
Cultivar la mente sabia fortalece nuestra regulación emocional, mejora la toma de decisiones y potencia el autoconocimiento. Además, tiene un impacto directo en nuestras relaciones, nuestra salud mental y nuestro bienestar cotidiano.
Cuando actuamos desde la mente sabia:
Elegimos con más claridad lo que realmente queremos.
Nos damos permiso para sentir sin quedar atrapados en la emoción.
Ponemos límites desde el cuidado, no desde la reactividad.
Aceptamos lo que no podemos cambiar sin resignarnos, sino desde una postura activa.
En palabras simples, la mente sabia nos ayuda a responder en lugar de reaccionar.
No nacemos con una mente sabia completamente desarrollada, pero todos tenemos la capacidad de cultivarla. Algunas prácticas clave para fortalecerla son:
Pausar antes de actuar: Tomarte un momento para respirar profundamente puede hacer una gran diferencia entre una reacción automática y una respuesta consciente.
Observar sin juicio: Aprender a mirar lo que piensas y sientes sin etiquetarlo como “bueno” o “malo” abre espacio para el discernimiento.
Escuchar tu cuerpo: Muchas veces, la mente sabia se manifiesta como una intuición corporal: una tensión en el pecho, una sensación de alivio, una incomodidad persistente.
Conectar con tus valores: ¿Qué decisión está más alineada con la persona que quieres ser? Volver a tus valores te da un norte en los momentos de incertidumbre.
Practicar la atención plena (mindfulness): Estar presente, aquí y ahora, sin juzgar. Esta es la vía directa hacia la mente sabia.
El lenguaje que usamos internamente también influye en cómo nos posicionamos frente a la vida. Aquí te dejo algunas frases que puedes practicar para acercarte a tu mente sabia:
“Puedo sentir esto sin actuar desde el impulso.”
“No tengo que decidir ahora mismo, puedo esperar a estar más tranquila/o.”
“Mi emoción es válida, y también lo es lo que necesito.”
“Esta situación es difícil, pero puedo elegir cómo responder.”
“Confío en que tengo la capacidad de sostener esto con calma.”
Puedes repetirlas en voz alta, escribirlas o usarlas como anclas cuando sientas que estás atrapado/a entre la emoción intensa y la exigencia racional.
A veces, se puede confundir este concepto con otras ideas erróneas. Por eso, es importante aclarar que la mente sabia no es desconectarse de las emociones, no es suprimir lo que sientes, ni actuar desde la frialdad o la neutralidad constante.
Tampoco significa que siempre tomarás la mejor decisión. La mente sabia no es perfección, es práctica constante, es ensayo y error, es flexibilidad. Es reconocer cuando no estás en tu centro y tener la amabilidad de volver a él sin juzgarte.
La mente sabia no es un lugar al que llegas, sino un camino que recorres todos los días. Cuanto más practicas escucharla, más clara se vuelve su voz. Cultivarla te permite vivir con mayor calma, conectar con lo que realmente importa y actuar de forma más coherente con la persona que quieres ser.
Si sientes que a veces te cuesta identificar qué parte de tu mente está tomando el control, si te abruman las emociones o te desconectas fácilmente de lo que sientes, puede ser un buen momento para acompañarte en el proceso.
En psicoterapia podemos trabajar juntas/os para desarrollar tu mente sabia, fortalecer tu autorregulación emocional y construir una vida con mayor claridad y equilibrio interno.
Linehan, M. M. (2015). DBT Skills Training Manual (2nd ed.). Guilford Press.
Neff, K. (2011). Self-Compassion: The Proven Power of Being Kind to Yourself. William Morrow.
Segal, Z., Williams, J. M. G., & Teasdale, J. D. (2013). Mindfulness-Based Cognitive Therapy for Depression. Guilford Press.