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Cuando un hijo, ya sea niño o adolescente, atraviesa por un episodio depresivo, la vida familiar puede cambiar drásticamente. Es posible que como madre, padre o cuidador sientas confusión, miedo, frustración o incluso culpa. Este artículo está pensado para acompañarte desde la información, la compasión y la evidencia clínica, brindándote herramientas para apoyar emocionalmente a tu hijo y fortalecer tu rol como factor protector en su recuperación.
La depresión no es simplemente "estar triste". Es un trastorno del estado de ánimo que afecta profundamente la forma en que una persona siente, piensa y actúa. En niños y adolescentes, puede manifestarse de maneras diferentes:
En niños, podrías observar:
Irritabilidad o tristeza frecuente
Quejas somáticas (dolor de estómago, cabeza) sin causa médica clara
Llanto fácil, retraimiento o apego excesivo
Cambios en el apetito o el sueño
Desinterés por el juego o actividades que antes disfrutaban
En adolescentes, es común ver:
Aislamiento social o irritabilidad persistente
Desmotivación escolar o apatía
Cambios marcados en el comportamiento
Fatiga, baja autoestima, sentimientos de inutilidad
Conductas autolesivas o pensamientos sobre la muerte
“Un hijo con depresión no necesita padres perfectos, sino presentes, empáticos y disponibles.”
1. Infórmate sin juzgar
Comprender que la depresión es un trastorno multifactorial (biológico, psicológico y social) te permitirá actuar desde la empatía. No es flojera, manipulación ni una “etapa pasajera”.
2. Habla y escucha con compasión
Evita frases como:
❌ “Eso no es nada, te pasará”
❌ “Tienes todo, no deberías estar así”
✅ En su lugar, intenta:
👉 “Estoy contigo en esto, no estás solo/a”
👉 “Puedes contarme lo que sientes sin miedo”
La validación emocional es una herramienta terapéutica poderosa. Según Siegel (2020), la conexión segura promueve regulación emocional y desarrollo cerebral saludable en niños y adolescentes.
3. Mantén rutinas seguras y contención
Los niños y adolescentes necesitan estructura y previsibilidad para sentirse seguros. Mantener rutinas básicas (sueño, comidas, estudio, juego, ocio) ayuda a su regulación emocional.
📌 La rutina no debe ser rígida, pero sí estable. Adapta los ritmos según la edad.
4. No esperes a que “toque fondo”
Buscar ayuda psicológica o psiquiátrica a tiempo no es exagerado, es preventivo. Muchos niños y adolescentes no pueden pedir ayuda de forma directa: tú eres el puente.
5. Conviértete en un factor protector
La literatura científica (Resnick et al., 1997; WHO, 2021) señala que la presencia emocional constante de los adultos cuidadores es uno de los factores más importantes en la prevención del deterioro mental y la conducta suicida.
🛡️ Ser un factor protector significa:
Estar emocionalmente disponible
Fomentar la expresión emocional sin juicios
Acompañar sin invadir
Promover tratamiento profesional
Reducir el estrés en el entorno familiar
Contacta con profesionales en salud mental si observas:
Menciones de muerte o deseo de no existir
Conductas autolesivas o ideas suicidas
Aislamiento total o rechazo a actividades básicas
Cambios drásticos en el comportamiento o en el estado de ánimo
Acompañar a un hijo con depresión puede ser emocionalmente demandante. Recuerda que tú también necesitas apoyo. Cuidarte, pedir ayuda y hablar de lo que sientes no es egoísta: es una forma de cuidar mejor.
“Un adulto emocionalmente disponible puede ser el faro que un niño o adolescente necesita para atravesar su tormenta.”
— L.O.M.
American Psychiatric Association (APA). (2022). Practice Guideline for the Treatment of Patients with Major Depressive Disorder.
NICE (2022). Depression in children and young people: identification and management.
Siegel, D. (2020). El cerebro del niño. Editorial Alba.
Resnick, M. D., et al. (1997). Protecting adolescents from harm. JAMA, 278(10), 823-832.
WHO. (2021). Adolescent mental health.
Como terapeuta, he acompañado a muchas familias en este camino. Sé que no es fácil, pero también sé que cuando un niño o adolescente cuenta con adultos que escuchan, validan, contienen y buscan ayuda, el camino hacia la recuperación se vuelve más posible.
Si no sabes por dónde empezar, puedes comenzar diciendo:
👉 “Estoy aquí, te creo, y vamos a buscar ayuda juntos.”