¡Agenda tu cita ya!
"Si me amaba, ¿por qué me hizo esto?"
"Desde que lo supe, no puedo dormir, no dejo de imaginar cosas."
"Me dice que me ama, pero no sé si creerle."
"¿Vale la pena quedarnos o solo nos estamos haciendo más daño?"
Estas son algunas de las frases más frecuentes que escucho en consulta cuando una pareja llega atravesada por el dolor de una infidelidad. Es una herida profunda que no solo sacude la relación, sino también la identidad emocional de cada uno. Pero ¿qué entendemos por infidelidad? ¿Es solo si hubo un encuentro físico? ¿Un mensaje íntimo también lo es? ¿Se puede reconstruir la confianza rota?
Aunque cada pareja define sus propios límites, desde la psicoterapia hablamos de infidelidad cuando se rompe un acuerdo explícito o implícito de exclusividad, ya sea sexual, emocional o digital. No siempre hay un contacto físico; a veces, los mensajes, el secreto o la carga emocional depositada en otra persona también marcan una traición para uno de los miembros de la pareja.
Como señala Shirley Glass (2003), psicóloga experta en traición relacional:
“La infidelidad ocurre cuando se cruza una línea, se guarda un secreto y se forma una conexión emocional con alguien fuera de la relación.”
No hay una única razón, pero la investigación clínica nos ayuda a entender algunos patrones:
Las personas con apego ansioso o inseguro tienden a buscar fuera lo que no logran pedir dentro de la relación.
En palabras de DeWall et al. (2011):
“El estilo de apego inseguro está asociado con una mayor probabilidad de infidelidad, especialmente cuando se experimenta insatisfacción afectiva.”
En muchas parejas, la infidelidad no es el problema original, sino el síntoma de una crisis más profunda: distanciamiento, heridas no habladas, carencias afectivas, problemas sexuales o desregulación emocional.
También puede aparecer en contextos de baja autoestima, búsqueda de validación externa o dinámicas personales no resueltas.
Esto no justifica lo ocurrido, pero sí ayuda a mirar con mayor complejidad: entender no es lo mismo que justificar.
Para quien ha sido traicionado, la experiencia puede vivirse como un trauma relacional. Ansiedad, insomnio, pensamientos intrusivos, culpa, rabia, tristeza y desconfianza son solo algunos de los efectos más comunes.
Glass y Wright (1992) describen que:
“La revelación de una infidelidad puede generar síntomas similares al trastorno por estrés postraumático, incluyendo flashbacks, hipervigilancia y disociación.”
Y para quien fue infiel, el impacto tampoco es menor: vergüenza, culpa, miedo a perderlo todo, o una fuerte disonancia emocional entre lo que hizo y lo que siente.
Sí, se puede. Pero no es un camino corto ni fácil. Requiere:
Responsabilidad emocional: quien fue infiel debe asumir lo ocurrido sin minimizarlo ni justificarlo.
Espacio seguro para procesar el dolor.
Comunicación honesta y con guía profesional.
Compromiso de ambos con el proceso.
Según Christensen y Jacobson (2004), creadores de la Terapia de Pareja Conductual Integrativa (IBCT):
“Muchas parejas que han experimentado una traición grave pueden no solo sanar, sino mejorar la calidad de su vínculo, siempre que exista compromiso mutuo y un acompañamiento terapéutico eficaz.”
También desde el enfoque del método Gottman, John y Julie Gottman destacan que:
“Las parejas que logran reconstruir la confianza después de una infidelidad desarrollan una intimidad emocional más profunda, basada en transparencia, nuevos acuerdos y reparación emocional constante.”
(Gottman, 2015)
Lo más difícil de una infidelidad no es lo que ocurrió fuera de la relación, sino lo que se resquebrajó dentro. Pero también es cierto que, cuando hay compromiso genuino, algunas parejas logran transformarse y crear un vínculo más auténtico, más honesto, más a conciencia.
No todas las relaciones deben continuar. A veces, sanar también es soltar. Pero cuando ambos desean reconstruir y están dispuestos a hacer el trabajo emocional necesario, la historia no tiene por qué terminar en ruina. Puede convertirse en un nuevo comienzo.
Busca ayuda. No estás sola, no estás solo. No tienes que entenderlo todo ni tomar decisiones definitivas hoy. Permítete procesar, llorar, enojarte, y también darte espacio para pensar desde la calma.
Y si lo necesitas, aquí estoy para acompañarte en ese proceso.
Christensen, A., & Jacobson, N. S. (2004). Reconcilable Differences: Rebuild Your Relationship by Rediscovering the Partner You Love—without Losing Yourself. Guilford Press.
Glass, S. P. (2003). Not "Just Friends" – Rebuilding Trust and Recovering Your Sanity After Infidelity. Free Press.
Glass, S. P., & Wright, T. L. (1992). Justifications for extramarital relationships: The association between attitudes, behaviors, and gender. Journal of Sex Research, 29(3), 361–387.
DeWall, C. N., Lambert, N. M., Slotter, E. B., Pond, R. S., Jr., Deckman, T., Finkel, E. J., & Fincham, F. D. (2011). So far away from one's partner, yet so close to romantic alternatives: Avoidant attachment, interest in alternatives, and infidelity. Journal of Personality and Social Psychology, 101(6), 1302–1316.
Gottman, J. M., & Silver, N. (2015). The Seven Principles for Making Marriage Work: A Practical Guide from the Country’s Foremost Relationship Expert. Harmony.